Llegaron un poco perdidos y desencantados pero su gran capacidad, su manera de ver el mundo y su sensibilidad tan arraigada por los animales hicieron que confiaran desde el primer momento en nuestra forma de trabajar y nos confiaron a su joven caballo Noble.
El dedicado trabajo que desarrolló Peña con su potro bajo la atenta dirección de Antonio Buzón durante las muchas y largas noches de verano dieron pronto sus frutos. Empezaron a caminar al unísono y conocedores del largo camino se propusieron metas alcanzables a las que van llegando, superando y enfrentándose a nuevos retos. Van haciendo camino al andar y en este camino han ido encontrando aliento, de amigos como José Manuel Saucedo que lo arropa y anima, de Antonio Buzón que le exige y le premia, de mí misma que lo corrige y le indica...
A su vez Natalia que nunca había montado empezó a tomar clases con caballos del Club y a parte de sus cualidades físicas innatas es un gustazo ver como se enamora de cada uno de los caballos que va montando, de su capa, de su raza, de su condición...