Quizás
debiera empezar diciendo que somos un club hípico federado, homologado y con
técnicos titulados y que por ello somos uno de los pocos centros ecuestres de
la provincia de Sevilla que tenemos la capacidad de examinar de los Galopes.
Los Galopes, son un programa de formación de jinetes de todas las edades que se basa en una enseñanza por escalas y
que les da tanto amplios conocimientos ecuestres cómo la posibilidad de
competir en todos los niveles y disciplinas.
Quizás
también debiera informar que Antonio Buzón y Miriam Cordón somos un equipo que
llevamos en el mundo del caballo de manera profesional más de veinte años y que
Antonio anteriormente a eso ya era un gran profesional pese a su juventud pues
desciende de una saga de jinetes muy reconocidos como son los hermanos Buzón de
Osuna.
Quizás
es importante decir que trabajamos distintas disciplinas como son Alta Escuela,
Doma Vaquera, Doma Clásica y Salto y que hemos mostrado nuestro trabajo por
incontables pistas tanto en concursos como en exhibiciones.
Quizás sea
interesante comentar que tenemos la suerte de trabajar con caballos y alumnos
de todo el territorio español y muy asiduamente con alumnos de Alemania y de
Italia y que aprovechamos estos desplazamientos para impartir y recibir clases.
Pero detrás de esto hay mucho más. Hay años de
lucha, de esfuerzos, de formación, de desilusiones y nuevos proyectos. Hay el
trabajo diario y el sacrificio de los días de fiesta. Hay una familia que vive
por y para ello. Hay caballos que nos han enseñado mucho y que se nos han
entregado plenamente. Alumnos que se han ganado nuestro respeto y nuestra
amistad. Hay historias simples y complejas. Hay gente que va y viene y la
inmensa mayoría que se queda. Hay personas que solo quieren pasear, otros que
necesitan el contacto con los caballos, los que quieren sentir, los que su afán
es competir, los que quieren aprender,
los que quieren no pensar, los que quieren hacer deporte, los que quieren estar
al aire libre con sus familias, los que solo quieren hablar… Para todos y cada
uno de ellos esta casa tiene un sitio porque todos se mueven por lo mismo que
nos mueve a nosotros, el amor y el respeto hacia éste nuestro animal amigo.
Aquí no
solo se enseña a montar, aquí se aprende a sentir. No hay mejor instrumento en
el aprendizaje de las sensaciones y en el control de las emociones que estar
junto a un caballo.
Hubo un
tiempo en el que estábamos obsesionados `por hacer arte. Quizás influenciados
por el término ”arte ecuestre”, quizás
porque hay mágicos momentos en los que se toca el cielo con las manos justo
cuando estás en entera compenetración con un caballo. Hoy en día nuestra percepción es otra. Nunca pudimos decir a
boca llena que éramos artistas y eso te crea confusiones internas pero ahora sí
podemos asegurar que somos artesanos. Para algunos habremos bajado de escalón.
Para nosotros es una verdadera satisfacción en un mundo industrializado y
artificial hasta la locura saber que todo lo que hacemos lo hacemos con
nuestras manos, nuestros sentimientos, nuestra dedicación y nuestro cariño
hacia todas y cada una de las cosas que realizamos en nuestro día a día. Da
igual que sea limpiar una cuadra que iniciar a un caballo en un nuevo
movimiento de doma o ejecutar una reprisse de nivel avanzado.
Nosotros podemos garantizar que somos
artesanos, la historia dirá si también fuimos artistas. Nuestra vida no va a
cambiar por ello, de hecho, quién nos conoce bien sabe que nuestra mayor
aspiración es que nuestra vida no cambie.